Vinieron de visita los sobrinos de Ecuador y lo primero que pidieron fue visitar el Zoologico. Para mi sorpresa, en el hermano país, nuestro zoo tiene muy buena reputación y hay quienes viajan específicamente para conocerlo.
—“Vamos, pero me llevaré la cámara y no estén jodiendo con que me tardo mucho. Si quieren se adelantan y nos vemos en el parqueo”.
Lo he visitado con los niños tantas veces, pero no había prestado atención a detalles que con un pequeño giro de visión, me resultaron muy interesantes.
A ritmo de mil preguntas por minuto, noté que para mi querida Ali era la primera vez que conocía algunas especies. Su felicidad me hizo prestar más atención.
Y encontrar que para mi, también era la primera vez conociendo algunas especies que obvié en visitas anteriores.
Y que también que hay colores y combinaciones naturales que son maravillosas.
Pasé muchas veces por ese recorrido, pero entre cuidar que sobrevivan los niños y hacerse paso entre la multitud, no me había dado la oportunidad de ir a mi ritmo y prestar más atención. Cuánta falta me hacía hacerlo.
Cabe mencionar, los niños sobrevivieron y se divirtieron.
Prestar atención. Creo que de eso se trata todo siempre. Hermosas las fotos, los detalles, la cotidianidad de los animales, lo real de la vida.