Sé que no soy un fotógrafo de deportes, pero soy alguien curioso que pocas veces dice que no a una propuesta interesante.
Ernesto: Vos cerote, conseguí acreditaciones para cubrir los partidos de los Cremas, ¿Te apuntás?
Fer: A huevos. ¿Qué necesito?
Ernesto: Tu identificación y un telefoto para que queden de ahuevo.
Fer: La identificación ya la tenés, ahora con lo del objetivo déjate de mierdas, todos usan telefoto, lo haré todo a 35mm.
Ernesto: Comé mierda, tenemos que entregar las fotos a directiva y tienen que quedar de ahuevo.
Fer: Hacéte sho y dejáme hacer lo mío. Yo veo como lo hago funcionar.
Los Cremas son el equipo más grande del país, y gracias a Ernesto conseguimos acreditarnos como prensa para cubrir la mayoría de partidos de la temporada pasada. Fue una experiencia inusual, porque el fútbol es un deporte lleno de pasión, donde todo sucede muy rápido y, además, el gremio de la fotografía deportiva suele ser bastante cerrado.
El fútbol es un mundo fascinante porque en 90 minutos puede pasar de todo: pasión, enojo, insultos, llanto, descontrol, ruido, opiniones encontradas... y mucho más. Si uno presta atención, se da cuenta de que aunque el foco está en quien controla el balón, a su alrededor ocurren muchas otras cosas que también merecen ser retratadas. Y justo esa era mi intención.
Fue una experiencia genial. El fotografiar deporte me obligó a estar atento, prestar atención, y buscar otros elementos de forma rápida. Ojalá repetir la experiencia pronto.
No sé si ahuevo (por puro desconocimiento de la expresión), pero no te han quedado nada mal.