Fotografiar duele, mirar también.
Un ensayo incómodo y necesario sobre lo que significa mirar, encuadrar y congelar el mundo.
Susan Sontag no era fotógrafa. Pero era amiga de muchos fotógrafos. Vivió entre ellos, pensó con ellos, los acompañó a ver y a editar. Una de esas personas fue Annie Leibovitz, con quien no solo compartió trabajo e ideas, sino también su vida. Quizás por eso su mirada sobre la fotografía se siente tan cercana y a la vez tan implacable. No le debía nada a la técnica, pero le exigía mucho a la imagen.
No hay aquí una defensa de la fotografía como arte ni un homenaje a su capacidad expresiva. Al contrario: hay preguntas que erosionan la idea de que fotografiar es un acto inocente. ¿Qué significa apropiarse de una imagen? ¿Qué implica transformar el mundo en espectáculo visual? ¿Hasta dónde mirar es también una forma de controlar?
Leer este libro es como estar frente a un espejo que no halaga. Es pensar la fotografía como una práctica cultural, como un síntoma, como una forma de poder. Y aunque a veces no estemos de acuerdo con Sontag, no se puede salir ileso de sus argumentos. Nos obliga a volver a nuestras fotos y preguntarnos: ¿para qué hacemos esto?
1. La cámara como instrumento de poder
Sontag plantea que cada vez que tomamos una foto, estamos ejerciendo cierto poder: sobre la realidad, sobre el tiempo y, sobre todo, sobre el otro. Fotografiar no es un acto neutral. Es una forma de apropiación.
“Fotografiar a alguien es participar en su mortalidad, vulnerabilidad, mutabilidad.”
Esa frase me persiguió durante días. Porque yo también he sentido ese poder, a veces sin saber qué hacer con él. La fotografía congela, recorta, interpreta... pero también quita. Le quita al momento su libertad de transformarse. Lo fija para siempre.
2. El mundo como espectáculo
Sontag no tenía piedad con la cultura visual de su tiempo. Y si viviera hoy, con Instagram, TikTok y scrolls infinitos… probablemente escribiría con aún más dureza.
Ella advertía que vivimos en una sociedad donde el acto de mirar ha sido reemplazado por el de consumir imágenes. Todo se vuelve superficie.
“La fotografía convierte al mundo en una serie de fragmentos estéticamente consumibles.”
Y sin embargo, no deja de fascinarnos. Nos impactan, nos abruman, nos hartan. Pero seguimos ahí. Mirando.
3. La anestesia de la imagen
Una de las ideas más potentes del libro es que las fotografías, lejos de sensibilizarnos, pueden tener el efecto contrario: anestesiarnos. Al ver repetidamente imágenes de dolor, guerra, pobreza, violencia... nos volvemos inmunes.
“Al multiplicar lo que tenemos que ver, la fotografía termina por entrenarnos para no ver en absoluto.”
Y esta parte me incomodó. Porque como fotógrafo, quiero que lo que muestro diga algo. Pero Sontag me obliga a preguntarme: ¿qué pasa cuando ya lo hemos visto todo?
4. ¿Qué fotografía vale la pena?
Sontag no da una respuesta clara. Pero sí sugiere que la fotografía no debe ser solo arte. Debe ser pensamiento. Pregunta. Posición ética.
“Una fotografía no es solo una imagen (como una pintura es una imagen), una interpretación del mundo; es también una huella, algo que ha sido directamente producido por una cosa real.”
Esa diferencia entre imagen y huella es brutal. Una fotografía, dice ella, es prueba de que algo ocurrió. Y por eso tiene una carga ética que ninguna otra forma visual posee.
5. Leer a Sontag es incómodo, pero necesario
No hay consuelo en este libro. No hay recetas, ni validaciones fáciles. Hay crítica. Hay reflexión. Hay una mirada que exige pensar antes de disparar.
Y aunque a veces uno sienta que el libro lo golpea, también deja una claridad extraña: hacer fotos importa. No porque embellezcan, sino porque pueden hacernos ver… si aprendemos a mirar.
Leer Sobre la fotografía me dejó con más preguntas que respuestas, pero también con una brújula distinta. No quiero tomar fotos solo porque salen bien. Quiero que digan algo, aunque no siempre sepa qué. Quiero que lo técnico no tape lo esencial. Y quiero aprender a mirar, no solo a encuadrar.
Si ya leíste el libro, ¿Qué te hace pensar sobre la fotografía? ¿Qué otros textos te han hecho pensar diferente sobre la fotografía? Me encantaría que me los compartas para incluirlos en futuros posts.
¡Hasta el próximo miércoles!
Hola , Has Elegido Un Fantástico Libro De Fotografía. Hace Un Tiempo Me Lo Recomendo Un Fotógrafo Que Publica Aqui En Substack , Y Lo Recomiendo Encarecidamente. Un Saludo.
Gracias Fer. Muy interesante.